MI NIÑEZ

Cuando estaba en la primaria tenía mucho tiempo para jugar en la calle. Cada tarde nos encontrábamos con otros niños y jugábamos “ladrón y policía” o saltábamos a la cuerda. También paseábamos con muchas muñecas.

Pero a veces ninguno de los otros niños tenía tiempo y yo jugaba conmigo. En este caso yo visitaba a mi amigo el árbol. Este árbol estaba cerca de la casa de mis padres y era un árbol muy grande y bonito. Este árbol era un sauce y tenía una corteza muy gruesa. Sus ramas estaban dispuestas perfectamente para trepar.

A veces me quedaba todas las tardes en este árbol, me sentaba en sus ramas y hablaba con él como con un ser humano. En mi imaginación, él me contestaba.

Unos años después no tenía tiempo para jugar en la calle ni visitar a mi árbol. También mis intereses habían cambiado. Pero un día escuché que habían cortado este árbol para construir una casa en este lugar. En esta tarde regresé al árbol y me dolió mucho ver al árbol como muerto, porque recordé todas  las horas bonitas con él. Yo corté unos ramas del árbol y las llevé a mi casa. En un florero, las puse en mi cuarto. Y las tengo hasta hoy, porque no puedo tirarlas. Son mi talismán.

Rebekka Böckling

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